Jim Wallis: «10 Decisions You Can Make to Change the World»

After traveling  the country this spring — while keeping an eye on Washington, D.C. — I am more convinced than ever that our personal decisions, choices, and commitments will change the world more than our politics. The message in the Epilogue to On God’s Side says this as well as I could do again. It’s short and very practical. Here it is:

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The common good and the quality of our life together will finally be determined by the personal decisions we all make. The “commons” — those places where we come together as neighbors and citizens to share public space — will never be better than the quality of human life, or the human flourishing, in our own lives and households.

Here are ten personal decisions you can make to help foster the common good.

1. If you are a father or a mother, make your children the most important priority in your life and build your other commitments around them. If you are not a parent, look for children who could benefit from your investment in their lives.

2. If you are married, be faithful to your spouse. Demonstrate your commitment with both your fidelity and your love. If you are single, measure your relationships by their integrity, not their usefulness.

3. If you are a person of faith, focus not just on what you believe but on how you act on those beliefs. If you love God, ask God how to love your neighbor.

4. Take the place you live seriously. Make the context of your life and work the parish that you take responsibility for.

5. Seek to develop a vocation and not just a career. Discern your gifts as a child of God, not just your talents, and listen for your calling rather than just looking for opportunities. Remember that your personal good always relates to the common good.

6. Make choices by distinguishing between wants and needs. Choose what is enough, rather than what is possible to get. Replace appetites with values, teach your children the same, and model those values for all who are in your life.

7. Look at the business, company, or organization where you work from an ethical perspective. Ask what its vocation is, too. Challenge whatever is dishonest or exploitative and help your place of work do well by doing good.

8. Ask yourself what in the world today most breaks your heart and offends your sense of justice. Decide to help change that and join with others who are committed to transforming that injustice.

9. Get to know who your political representatives are at both the local and national level. Study their policy decisions and examine their moral compass and public leadership. Make your public convictions and commitments known to them and choose to hold them accountable.

10. Since the difference between events and movements is sacrifice, which is also the true meaning of religion and what makes for social change, ask yourself what is important enough to give your life to and for.

Finding the integral relationship between your own personal good and the common good is your best contribution to our future. And it is the best hope we have for a better life together.

Jim Wallis is CEO of Sojourners. His book, On God’s Side: What Religion Forgets and Politics Hasn’t Learned About Serving the Common Good, is now available. Watch the Story of the Common Good HERE. Follow Jim on Twitter @JimWallis.

Lecturas Diarias

Viernes 7 de junio

Posted by Iglesia Evangélica del Río de la Plata on Jueves, junio 6th, 2013 in Lecturas Diarias | Comments 0 comentarios

Ustedes… siempre han sido tercos, y tienen oídos y corazón paganos.

Hechos 7,51

 

He aquí nuestro pecado. En nuestra terquedad y nuestro orgullo, en nuestra soberbia que nos separa del amor de Dios. En nuestra desobediencia a su voluntad. En nuestros oídos cerrados ante a su palabra. En nuestro corazón endurecido frente a tanta necesidad que nos rodea. En nuestra indiferencia frente a los que sufren y lloran por tantas injusticias, millares sometidos a un trato humillante, ante tanto y tanto amor que se sacrifica cotidianamente. En nuestra apatía frente a la brutalidad de quienes se ensañan contra los más débiles, desprotegidos e indefensos. Paganizadas nuestras vidas ante tantos dioses vanos e ídolos falsos tras los cuales se van nuestros pasos. En la terquedad de cerrar nuestro corazón para no ver al que a nuestro lado sufre. Sin ver a esa joven adolescente casi niña que carga con un embarazo no deseado. O a ese joven que parece encontrar respuestas a sus preguntas en el alcohol y el vicio. O las largas e interminables colas frente a la guardia de los hospitales. El orgullo y la soberbia de pasar de largo al igual que el sacerdote y el levita para no ver tantas y tantas preocupaciones, tantos desvelos, tanta miseria en la que parece rodar la existencia de muchos de quienes te rodean. Faltos del coraje de Simón de Cirene para cargar sobre nuestras espaldas la cruz de tantos y tantos derrotados. Sin levantar la mirada para no ver ese rostro partido, surcado por las lágrimas de su sufrimiento, desfigurado por el dolor y la proximidad de la muerte.

He aquí nuestro pecado. En nuestra incapacidad de poder ver en el que sufre el mismo rostro de Cristo.

David Cirigliano

 Hechos 7,44-53

Lecturas Diarias

Jueves 6 de junio

Posted by Iglesia Evangélica del Río de la Plata on Miércoles, junio 5th, 2013 in Lecturas Diarias | Comments 0 comentarios

Yo soy el Dios de tus antepasados. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

Hechos 7,32

 

Creo en un Dios que me dice: Yo soy… Un Dios presente en mi vida y en la historia de mi vida. Un Dios que existe desde siempre y para siempre. Presente al principio y hacia el final de mi camino.  Presente en cada partícula, cada átomo de mi cuerpo. Presente en la esclavitud y en el destierro. Presente en el camino recorrido hacia la tierra prometida. El Dios de mis padres y el Dios de mis hijos. El Dios presente en el lecho del enfermo, el del abrazo generoso al momento del dolor, el de las tantas preguntas sin respuestas. El Dios que me mira desde los ojos hambrientos de ese niño, el de la mano extendida dispuesta a recibir la mía, el del caminar seguro al encuentro del que incierto camina. El Dios de los cuerpos mutilados y el del cirujano que cose toda herida. El Dios de la certeza en medio de tanta humillación y desesperanza.  El de la Vida con mayúsculas, el de la Vida que vale la pena ser vivida, a pesar de los campos de concentración, de las bombas arrojadas, de los cuerpos al vacío, de la muerte misma. Un Dios que es ante tanta negación de Dios que se levanta en este mundo,   amor ante el desamor, consuelo frente al dolor. El Dios que aún sigue multiplicando los panes y los peces en cada comedor, en cada mesa. El Dios del servicio y de la entrega. El Dios que desde la cruz con misericordia me mira. Por eso…, quédate con nosotros, Señor de la esperanza, el mundo que tú amas hoy lucha por vivir (Canto y Fe, Nº 360).

David Cirigliano

Hechos 7,17-43

Lecturas Diarias

Miércoles 5 de junio

Posted by Iglesia Evangélica del Río de la Plata on Martes, junio 4th, 2013 in Lecturas Diarias | Comments 0 comentarios

El sumo sacerdote le preguntó a Esteban si lo que decían de él era cierto.

Hechos 7,1

 Muchas veces nuestra relación con otros y otras está condicionada por los prejuicios con los cuales a menudo nos manejamos.  Decimos, de éste o aquél, palabras y cosas infundadas tras las cuales nos guarecemos para no abrirnos a los y las demás.  Buscamos el descalificativo que nos haga quizás mejores que aquellos y aquellas que nos rodean.  Es como si viviéramos pendientes de los yerros de los demás quizá para no ver los nuestros.  Pareciera que no podemos ni queremos concebir que haya quienes tengan actitudes mucho más generosas y compasivas que las que nosotros y nosotras jamás podríamos tener.  Con profundo pesar sabemos que también en nosotros y nosotras se hace presente el querer saber si es cierto o no aquello de bueno que se dice de mi hermano o de mi hermana.  Es que, al no ser bondadosos en nuestros corazones, no podemos concebir tanta generosidad en los demás.  Fuera y dentro de la iglesia, nos cuesta ver en los y las demás gestos magnánimos o de profunda misericordia.  Es que, al igual que en Esteban, se nos hace difícil poder ver en esos otros y otras que nos rodean gestos y palabras cargadas de un profundo testimonio de Jesucristo.   Pero… ¿qué ocurre con nosotros y nosotras?  ¿Corresponde eso que se dice con lo que realmente somos?  De Esteban se veían sus milagros y señales a favor del Reino.  ¿Qué es lo que los demás ven en cada uno, cada una?  ¿Hablamos nosotros, nosotras, a favor de Jesús en lo que hacemos?  El cielo canta alegría, ¡aleluya! porque en tu vida y la mía brilla la gloria de Dios (CyF 163).

David Cirigliano

 Hechos 7,1-16

Lecturas Diarias

Martes 4 de junio

Posted by Iglesia Evangélica del Río de la Plata on Martes, junio 4th, 2013 in Lecturas Diarias | Comments 0 comentarios

Esteban, lleno del poder y la bendición de Dios, hacía milagros y señales entre el pueblo.

Hechos 6,8

 

Llega un momento en nuestras vidas en que Dios irrumpe con mayor fuerza y, en Jesucristo, las transforma para siempre. A partir de allí sentimos un viento impetuoso que nos empuja siempre hacia adelante, camino al Reino, comprometidos, comprometidas con él en gestos y en palabras.

Es precisamente allí que experimentamos ese fuego abrasador que arde en nuestros pechos, quema nuestros labios, impide que permanezcamos callados, nos pone en marcha. Llenos de su poder nos convertimos en testigos de aquel que cierta vez nos invitara a la tarea. Poder que se manifiesta plenamente en nuestra debilidad, poder que hace posible el sostenernos y fortalecernos al compartir el camino, al transitar la vida tras las huellas del Maestro.

Poder que es bendición. La bendición de ver multiplicada la tarea en cada pequeño milagro, cada profunda señal que aún en medio de tanta obscuridad y muerte el evangelio de vida es capaz de producir. ¿Cómo no creer en milagros cuando nosotros mismos, nosotras mismas, somos testigos del milagro maravilloso que Jesús, el Cristo, ha obrado en nuestras propias vidas? ¿Cómo no ser puestos como señal visible de este Reino cuando es Jesús mismo quien ha estigmatizado con su gracia nuestra propia vida para convertirla a su vez en testimonio vivo? Milagros y señales de Dios presentes entre el pueblo a través de nosotros. Al igual que Esteban puestos como testigos de que el poder de Dios en Jesucristo es por encima de todo poder, que su bendición es ya una realidad aquí y ahora.

Por ti, mi Dios, cantando voy la alegría de ser tu testigo, Señor. (Canto y Fe Nº 275).

David Cirigliano

Hechos 6,8-15

Lecturas Diarias

Lunes 3 de junio

Posted by Iglesia Evangélica del Río de la Plata on Domingo, junio 2nd, 2013 in Lecturas Diarias | Comments 0 comentarios

Los doce discípulos reunieron a los creyentes y les dijeron:- No está bien que nosotros dejemos de anunciar el mensaje de Dios para dedicarnos a la administración.

Hechos 6,2

 

Ya desde sus comienzos la iglesia tuvo que hacer frente a una serie de problemas, por ejemplo, de organización. Los apóstoles se vieron desbordados por la situación y tuvieron que delegar responsabilidades, y se repartieron las tareas que debían llevar a cabo. En torno a los apóstoles se fue formando un grupo de los que aceptaban la fe en Jesús; el grupo crecía, y había entre ellos muchos necesitados: viudas discapacitados, enfermos, niños. A todos había que alimentar y proveer de lo necesario. Esto ya era usual entre los judíos y se siguió haciendo; se  juntaban donaciones, y se repartía según hacía falta a cada uno.

Los apóstoles, ocupados en difundir el evangelio, no podían atender adecuadamente ese reparto, se nombraron entonces personas con las cualidades para realizar esas tareas y resolver los problemas que iban surgiendo a fin de no desatender las distintas cuestiones.

Así el libro de los Hechos nos relata cómo se fueron organizando los primeros cristianos, que también tuvieron sus problemas, pero se fueron acomodando como mejor sirviera a todos y al objetivo que era vivir y difundir la fe; siguieron con la predicación, y todos estaban atendidos materialmente.

El tiempo pasó, y dos mil años después la sociedad se volvió mucho más compleja. Por tanto resulta complicado también en nuestras congregaciones, tener claro cuál es el objetivo y la mejor manera de llegar a él.

Cada una deberá hacerse sus propias preguntas en lo que respecta a su funcionamiento, y reorganizarse, si hace falta, para cumplir mejor su misión.

Beatriz M Gunzelmann

 Hechos 6,1-7

Lecturas Diarias

Que todas las naciones de la tierra te conozcan y te honren como lo hace tu pueblo Israel.

1 Reyes 8,41-43

 

Estas palabras fueron pronunciadas por el rey Salomón con motivo de la dedicación del templo de Jerusalén.

Este templo fue una obra majestuosa que él mandó a construir para que fuera el lugar de adoración de Dios por excelencia dentro del reino de Israel.

Una de las intensiones del rey Salomón era que el nombre de Dios trascendiera las fronteras de Israel, y que personas de otros lugares también honraran a Dios.

Mucho tiempo después Jesús retomó esta idea y explicitó el encargo de ir a todas las naciones y hacerlas sus discípulos; el mandato era incluir a “otros” que conozcan a Dios, y que Dios querría otro trato, quería que toda la humanidad conociera a Dios quien se acercó a las personas en la figura de su hijo Jesús, y les propuso un nuevo pacto.

En esta nueva relación ya no es necesario un edificio enorme y magnifico para honrarle, sino que esto se puede hacer en acciones sencillas, cotidianas. Lo pueden conocer otras personas por lo que hacemos y decimos de él, por nuestra manera de vivir y relacionarnos con los demás.

Y ya no hace falta un templo de material; Dios puede tener un templo en cada corazón, un templo de amor y de respeto, de buen trato, solidaridad, tolerancia y amabilidad.

Y todo esto es fruto de haber aceptado este nuevo pacto que nos fue ofrecido por Dios. Así de sencillo.

Beatriz M Gunzelmann

 Salmo: 117; 1 Reyes 8,41-43; Gálatas 1,1.2.6-10; Lucas 7,1-10; Agenda Evangélica: Mateo  9,35–38; 10,1. (2–4) 5–7

Lecturas Diarias

Sábado 1 de junio

Posted by Iglesia Evangélica del Río de la Plata on Viernes, mayo 31st, 2013 in Lecturas Diarias | Comments 0 comentarios

 Tengan cuidado, no se vayan a encontrar luchando contra Dios.

Hechos 5,39

 

¡Cómo se le va a ocurrir a alguien luchar contra Dios!

Dios es poderoso, grande, justo; nadie más que él.

Pero pensamos que en nuestra vida, en nuestro entorno, en lo que hacemos todos los días, en nuestro trato hacia otras personas, – nos vamos a dar cuenta de que muchas de las cosas que hacemos no coinciden con nuestra idea de “hacer la voluntad de Dios”. Y no sólo eso: obedecer sus órdenes. Algunos de sus mandamientos son:

– Defender la justicia en todo momento

– Estar al lado de los más débiles

– Respetar a todas las personas por igual

– No tolerar los abusos de poder

La lista continúa y es larga, pero muchas de estas cosas se nos escapan, no les damos importancia o no las reconocemos como la “voluntad de Dios”.

Hay grupos que tratan de subsanar algunas situaciones que están mal en su pueblo o en su barrio. Es que en grupo se puede llevar a cabo una acción más efectiva. Muchas veces eso hace enojar a algunos a quienes les molesta la solidaridad, el compartir lo poco o lo mucho que se tenga, tratar de ayudar a otros para que tengan una vida más digna.

Estos enojados, ¿no están luchando contra Dios? Se me ocurren muchas maneras de “luchar contra Dios”: con nuestro egoísmo, nuestra intolerancia, nuestra falta de amor a nuestros semejantes e incluso con nuestra indiferencia.

¡Que siempre estemos dispuestos a accionar y reaccionar a favor de Dios y su voluntad buscando el bien para todas las personas!

Beatriz M Gunzelmann

 Hechos 5,34-42